
BÜRSTENHAUS REDECKER
País de origen: Alemania
Creador: Friedel Redecker
Se fundó en: 1935


Tres generaciones dedicadas a la sostenibilidad
Los Redecker son una familia y una empresa, dos elementos que han ido de la mano desde que Friedel Redecker, un hombre muy ingenioso y luchador, empezó a fabricar cepillos naturales a mano en 1935. Hoy en día, la gestión está en manos de su hijo Gernot, su nuera Jutta, su nieto Felix y su nieta política Jana.
Cuando Friedel murió, Gernot y Jutta vendieron los cepillos y escobas en mercados locales sin imaginarse el éxito que les depararía en el futuro. Un año más tarde, ambos dejaron de lado sus profesiones de toda la vida para centrarse en el arte de la fabricación artesanal de cepillos. Sobra decir que no empezaban de cero: Friedel se había encargado de transmitirles sus conocimientos con empeño.
El negocio fue creciendo y, poco después, empezaron a vender al por mayor y a utilizar únicamente materiales inocuos y naturales. Después llegaron los clientes habituales y, en un abrir y cerrar de ojos, entraron en el mercado internacional. ¿Quién sabe las victorias que cosecharán en el futuro? La próxima generación ya está al caer…
Valores de los productos de la familia Redecker: belleza, conciencia y esencia
A día de hoy, Bürstenhaus Redecker evoca funcionalidad, belleza y naturalidad. Los productos no son solo prácticos, orgánicos o bonitos, sino que reúnen estas tres características. Entonces, ¿cuáles son las claves con las que lo consiguen?
Uno de los trucos está en la elección de materiales orgánicos. Para lograrlo, trabajan exclusivamente con materias primas naturales y sostenibles que proceden de fuentes renovables.
Además, cuando crean un concepto nuevo, buscan que respire su esencia y transmita su filosofía. En caso de que los miembros de la familia o los integrantes de la empresa sientan que no existe una armonía, el producto no se introduce en el catálogo.
Finalmente, la cohesión en el seno de la empresa es indispensable para que el trabajo salga adelante. Todos los compañeros disfrutan de los productos y luchan por su futuro. Su motor es la convicción de que la calidad y la sostenibilidad terminarán imponiéndose sobre la filosofía de “usar y tirar”.
¿Cómo se conciben y diseñan los productos?
El proceso creativo parte de una idea, que es el origen de la magia. A veces surge en la empresa y en ocasiones llega a través de familiares, amigos, compañeros de trabajo, conocidos o incluso de la clientela.
Con esa idea en mente, se realizan una serie de pruebas para comprobar la viabilidad del producto. Los materiales naturales, como la madera y las cerdas, son la base de los valores de la empresa pero también entrañan limitaciones.
A continuación, empieza la diversión con el diseño de los primeros prototipos en el taller. En esta fase, todos los integrantes de la empresa juzgan lo que está bien, mal, pasable o inservible. Gernot se pasa días y días mejorando la forma, el carácter funcional, el material, la manejabilidad o dándole vueltas a cómo fomentar la sostenibilidad.
Una vez pulido el producto, se piden las materias primas orgánicas y se decide el tamaño y peso del embalaje. En ese punto, el pequeño Redecker ya está listo para una cita con el inventario y con el fotógrafo de confianza.
Pero, ¿cuánto dura este proceso? Pues en torno a unos seis meses, que es el tiempo necesario para desarrollar el método Redecker, es decir, para crear productos sostenibles que sean bonitos, prácticos y duraderos, algo de lo que la familia pueda sentirse orgullosa.
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